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miércoles, 25 de marzo de 2015

Génesis sensorial



                                      Los girasoles. Vicent Van Gogh


Cuando nos tocamos un universo se expande en nosotros,
el ruido de los besos y los pasos giran hasta conjugarse
nos extraviamos en la manía de nuestras miradas,
el frenesí del instante-ya y la cordura multivérsica,
como música y flores antes del atardecer.

Somos dos extraños amándonos misteriosamente,
una mueca en todo el sistema sensorial de nuestros labios
el aromático deseo de la difuminación táctil,
un secreto mareo que hace sucumbir estos espíritus
anestesia y sinestesia figurativa y paralelepípeda.

Cuando caminamos el sol viaja entre nuestras manos,
la lluvia detiene su curso y retrocede como droga,
tiritirante como la centella cruzando tus pupilas
haciéndome renacer en cada nueva sílaba de tu cuerpo y nombre.

martes, 17 de marzo de 2015

Interpolación no figurativa



                                           Pareja. Leonid Afremov


Existe en tu cabello movido por el viento un aroma a sándalo etéreo
una misteriosa complacencia de los días y los cómplices nocturnos que todo lo ven
leves astros cruzando el reino de tus labios atrapados en mares contenidos en zodiacos
¿Quiénes somos cuando nos alejamos de todos?
Una paloma excluye el último paradigma de la lógica secreta dictada por los días anacrónicos
peces y golondrinas jugando la explicita tarde de soles rojos
y es que existe en tu voz una armonía conjuntando el polvo del universo en una sílaba
como el enjambre de abejas en la compacta realidad de sus ensoñaciones lóbregas y abismales
como los corderos y los lobos durmiendo juntos la noche de las noches antes del sacrificio
como la comparativa existencia del orden universal de las cosas y el discurso de la maravilla
De las alturas desciendes hasta los tronos marinos de los ríos que cruzan las constelaciones
tirando de los caballos áuricos fijando el norte en el estela de los nombres prehistóricos y árcanos
guardando en tus labios el fino sabor de las mandarinas de octubre
el cálido elixir de las velas y el incienso que mana de las miradas encontradas en nuestras manos
cósmicas platinas, adoraciones y resurrecciones al pie de la letra y del alba que lo cubre todo
bajo el manto rejuvenecido de los atardeceres perdidos en la nieve que avanzan lentos por mis venas
por mis neuronas y psicopatías que taladran el universo hasta la parte blanca, hasta la medula
espacio interespacial habitado por las pléyades y misericordias augustas de tus manantiales

Pronuncio tu espíritu y tu sombra como se hace con la luz antes de la creación
te me revelas metódica, perfecta y sublime en el centro de los todos y las escaleras eléctricas
libro de tus nombres y flores que guardas en la desnudez suave de tus misterios
fragilidad conocida por mis manos y mis labios que cruzan marea hasta llegar a tu encuentro
vienes a mi llegada y me sacudo desde las raíces para apreciar el ardor de tus besos en mi cuerpo
te nombro treinta y tres veces y subo a las cúspides de la locura para entregarme a tu hecatombe
apaciguas la voracidad que se gesta en mis venas, la suave parsimonia de lo inminente
que no se nombra porque no altera su orden en la nomenclatura estática del ahora y del siempre
te prendes a mi cuellos y hago de tus brazos tenues cerrojos que no quiero abrir nunca más
hasta que la muerte deje de ser muerte y la vida se pierda volátil por los rumbos del ion y el pleroma
hablar de ti siempre implica hacerlo sin nombrarte porque irradias todas las cosas
como el agua está en el agua, todos los caminos me condujeron a ti. 


José J. González
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