Bienvenidos todos sean. Después de entrar ya no hay que mirar hacia atras.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Tienes la mirada...


                                Vicent Van Gogh. La noche estrellada


Tienes la mirada de las catarinas en primavera,
como aves marcando el ritmo del mar y
alas creciendo universos extrapolados,
trinos y truenos extendiéndose hasta la luz:
cohabitación de las silabas y los huesos de las nubes;
tienes en los ojos el algoritmo secreto de Dios
cuando duerme la noche arrancada de los días,
clara metáfora del diálogo divino,
una geometría siempre sintética en la mañana de los Saturnos
aclarados en tus manos de canela aromática.

Acércate,
existen tantos nombres para crearnos,
para hacerte del amor y la vida la clarividencia
que crece hasta abarcarnos las manos
entre la suave figura del humo de las olas y la arena
que tienen el paso del trigo en octubre.
El Cristo de nuestra jaculatorias es un centro de mesa,
un jarrón conteniendo las flores de tus besos,
el amen de tus caricias como rosarios en mi cuerpo,
tu cuerpo, nuestro cuerpo: máxima obra mística
incendiando el agua de las canciones sabatinas.

¿Cómo dejar que los lóbregos y serenos inicios
dispongan de tus besos,
de la ceremoniosa y plausible tempestad gestada en tu vientre?
Tienes el nombre de las madrugadas y el aroma vital del viaje
a mitad de noche, cuando los caminantes deambulan lunas
manteniendo en su rostro el signo del sigilo y la nada

Lo secretos... (agua)rdan el numen del universo y su padre,
como sueño entre la muerte y la vida,
como pasiva pasión parsimoniosa haciendo equilibrio en el sol,
siempre marchando lenta y equilibrando el corazón de tu ciudad;
tienes el carisma de los ángeles sonriendo al universo,
dejando en suspenso el beso y la mirada cómplice de la noche
jugando dados.

Tus miradas me saben a primavera gestada en el arrullo de tus serenos,
bajo la línea plerómica del espacio y el teorema euclidiano de(la)hora siempre
tienes la soltura del universo en tu caminar,
discurso mágico de un Agripa o un Papus enredado en tus cabellos
de virgen gloriosa en el éxtasis del viaje.
Cierras, entonces, los ojos y pronuncias mis números,
cada sello y llave dactilografiada en tu vidas
para soplar sobre mis huesos rotos.

Eres tan suave, reina mía:
loto y copa de nieve en el agua quieta,
tus manos son la sustancia de los ángeles incorruptibles,
de las ordenes seráficas y los tronos;
te he contemplado desde la distancia antes de ser yo,
antes de la invención del ojo y su creador;
¿podremos mirarnos esta tarde al salir el sol?
¿Podré besar con libaciones el jardín entre tus labios?

Permíteme hacer esta noche en tu compañía;
enséñame la palabra para adorarte y reflexionar sobre la Nada.
Quédate, la música es un ave triste en tu ausencia,
los días son el holograma de un sueño inconcluso,
una nostalgia de invierno habitándome segundo a segundo.

Tu mirada es un cielo que crece y estalla,
un fuego que se desborda en mis calles,
por cada plaza y centro.
Tu mirada es.



José J. González
Derechos reservados
25 de octubre de 2015

lunes, 13 de julio de 2015

Haciéndome tuyo



 
                                      Gustav Klimt. El beso (detalle)



¿Hace cuantos siglos que mi piel no toca tu piel
sucumbiendo en la imagen perfecta del beso inacabado,
arañando el mantel de nuestras ropas?;
será que hoy las nubes disparen rayos floridos sobre nuestros ojos
y la noche se haga noche en el amor que crece aquí dentro,
como suave brisa en el aleteo de los colibríes;
preguntaré tu nombre a los dioses
que te han puesto en el mundo,
haré, entonces, con la sombra de tus labios y cabellos,
un esquema laberintico para perderme en tu interior.

Nuestras manos se extenderán mares y lúmenes,
y la caricia que siempre es tuya te tocará las cuerdas del corazón
un instante basta para encontrarte imprevista en el parque,
en las escaleras y la lluvia que gira en el vaso;
¿cuán silencioso es el murmullo de tus besos viajando?
Esperaremos el signo de los trigos para hablar de las pláticas nocturnas
juntando nuestros pasos y días,
haciendo del presente el vino glorioso del porvenir.

El perfume etéreo de tus libaciones acontece mis pupilas
como mar entrando en la arena
como fulguración iridiscente asaltando la consciencia;
te lo vuelvo a preguntar:
¿hace cuando que no habitábamos ese cuerpo?
Poco a poco creces hasta echar raíces en mi espíritu,
implantándote en el centro mismo de mis vidas concluidas,
armando un nuevo orden,
gestando maravillas imperecederas en mi nombre que lleva tu nombre
Ven. Sólo Tú tienes la llave para entrar.

No debes temer...
siempre he sido tuyo.

lunes, 1 de junio de 2015

Alpha-I



Te entrego mi cuerpo y los mecanismos de mi vida.
Siempre mantienes en tus labios el leve fulgor dela creación cuando me besas y el tiempo comienza a desaparecer entre tus dedos,
silencio proclamado por los ojos inmortales de las centellas y las clepsidras;
comienzas por las noches cuando te abrazo, sirena de agua y viaje;
acaso existen nombres en tu cuerpo que no alcanzo a saborear con el lumen del día
con la microplástica ensoñación del devenir y la gráfica predestinación del ahora,
frágil aclamación de un amor amarrado desde el rojo de los hilos del destino
y las aves miniaturas de pesado aletear nocturno.
¿Te he dicho a qué sabe tu silencio sobre las sábanas?
Tiene el aroma a sándalo y menta que tanto disfruto en tu intimidad secreta
como enigmático sereno lapislázuli y cerúleo eclipsando la despedida de nuestros misterios
como suave y volátil caricia despojándonos del magenta de nuestros apellidos;
nunca te había conocido en la desnudes de tu inocencia
con flores y perfumes armando el vaivén de tus caderas, arrullo cadencioso entre las plantas
que crecen hasta tus pupilas;
guardas el tiempo y su estremecimiento desencadenado de viento,
eres suave en la noche, eres tierna en la penumbra de tu habitación,
húmeda como el mar contenido en tu centro, cálida iridiscencia a través de los trópicos corpóreos del ego-vos;
existen entonces oraciones encaminadas a revelar tu nombre en el universo,
es la soltura de tu cabello cuando hace viento y sonríes latente de curiosismo divino,
tienes un mensaje inscrito en las piernas que he querido leer con el tacto,
mis ojos se incrustan en tu sombra diferente de vidas diversas en la eternidad
que concluye cuando ambos dormimos, soñantes el uno del otro
agotando la arena de los dioses en cada beso furtivo que nos entregamos
en cada abrazo que hace sucumbir todas las Petras antiguas que llevamos en la sangre
como reencarnaciones y ciclos infinitos; te he conocido.
Acércate, poseo en las manos el fulgor del caos para ser desorden en tus pensamientos
rumor y bullicio cuando me aprisionas en tu cuerpo trascendente de luz,
gloria y recuerdo al sonido de un sábado por la noche,
llegas hasta mostrarte entera sin ataduras ni prejuicios como hermosa poesía cósmica
Ven, acércate, me entrego a ti para saciar la hecatombe purificadora de tus deseos.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Génesis sensorial



                                      Los girasoles. Vicent Van Gogh


Cuando nos tocamos un universo se expande en nosotros,
el ruido de los besos y los pasos giran hasta conjugarse
nos extraviamos en la manía de nuestras miradas,
el frenesí del instante-ya y la cordura multivérsica,
como música y flores antes del atardecer.

Somos dos extraños amándonos misteriosamente,
una mueca en todo el sistema sensorial de nuestros labios
el aromático deseo de la difuminación táctil,
un secreto mareo que hace sucumbir estos espíritus
anestesia y sinestesia figurativa y paralelepípeda.

Cuando caminamos el sol viaja entre nuestras manos,
la lluvia detiene su curso y retrocede como droga,
tiritirante como la centella cruzando tus pupilas
haciéndome renacer en cada nueva sílaba de tu cuerpo y nombre.

martes, 17 de marzo de 2015

Interpolación no figurativa



                                           Pareja. Leonid Afremov


Existe en tu cabello movido por el viento un aroma a sándalo etéreo
una misteriosa complacencia de los días y los cómplices nocturnos que todo lo ven
leves astros cruzando el reino de tus labios atrapados en mares contenidos en zodiacos
¿Quiénes somos cuando nos alejamos de todos?
Una paloma excluye el último paradigma de la lógica secreta dictada por los días anacrónicos
peces y golondrinas jugando la explicita tarde de soles rojos
y es que existe en tu voz una armonía conjuntando el polvo del universo en una sílaba
como el enjambre de abejas en la compacta realidad de sus ensoñaciones lóbregas y abismales
como los corderos y los lobos durmiendo juntos la noche de las noches antes del sacrificio
como la comparativa existencia del orden universal de las cosas y el discurso de la maravilla
De las alturas desciendes hasta los tronos marinos de los ríos que cruzan las constelaciones
tirando de los caballos áuricos fijando el norte en el estela de los nombres prehistóricos y árcanos
guardando en tus labios el fino sabor de las mandarinas de octubre
el cálido elixir de las velas y el incienso que mana de las miradas encontradas en nuestras manos
cósmicas platinas, adoraciones y resurrecciones al pie de la letra y del alba que lo cubre todo
bajo el manto rejuvenecido de los atardeceres perdidos en la nieve que avanzan lentos por mis venas
por mis neuronas y psicopatías que taladran el universo hasta la parte blanca, hasta la medula
espacio interespacial habitado por las pléyades y misericordias augustas de tus manantiales

Pronuncio tu espíritu y tu sombra como se hace con la luz antes de la creación
te me revelas metódica, perfecta y sublime en el centro de los todos y las escaleras eléctricas
libro de tus nombres y flores que guardas en la desnudez suave de tus misterios
fragilidad conocida por mis manos y mis labios que cruzan marea hasta llegar a tu encuentro
vienes a mi llegada y me sacudo desde las raíces para apreciar el ardor de tus besos en mi cuerpo
te nombro treinta y tres veces y subo a las cúspides de la locura para entregarme a tu hecatombe
apaciguas la voracidad que se gesta en mis venas, la suave parsimonia de lo inminente
que no se nombra porque no altera su orden en la nomenclatura estática del ahora y del siempre
te prendes a mi cuellos y hago de tus brazos tenues cerrojos que no quiero abrir nunca más
hasta que la muerte deje de ser muerte y la vida se pierda volátil por los rumbos del ion y el pleroma
hablar de ti siempre implica hacerlo sin nombrarte porque irradias todas las cosas
como el agua está en el agua, todos los caminos me condujeron a ti. 


José J. González
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