“Индиго” en Чудные Дни de Otto Dix
Déjame caminar por la arena
que tu sombra va pisando,
que mis pies sientan la tibieza
de tu marcha infinita
de alma vieja.
Muéstrame la geometría de tu curvatura
que se levanta gloriosa en canticos eternos,
tendiéndose en las aguas claras,
quietas
susurrantes, casi silenciosas
al ruido de nuestras manos trenzadas.
Permíteme besar tu frente
de luna sin frío
y estar donde
puedas estar
para seguir estando,
esperando el movimiento
del astro devorador
para que sea el momento del Uno y el Cero,
el instante de la unidad,
de nuestra unidad.
Hazme comprender que el dolor se aleja
a paso lento y rítmico
sobre el compás del baile cósmico
haciendo que nuestro éter
–más el tuyo que el mío
se vaya adentrando al universo
que me parece desconocido.
José J. González
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