1. 1
Enormes rocas suspendidas giran y
giran, el aire le levanta sus negros vestidos finitos, sus cabelleras adornadas
de jóvenes vírgenes forman cumulo de polvo dorado. Algunas palabras se atoran
en el flujo de constelaciones, en el brazo de Saturno. Somos una gran rueda que
ha perdido el eje y vaga sin senito por espacios desconocidos, lejanos,
lejanos. La voz que clama una misericordia desconocida ha dejado de percibirse,
ha dejado de habitar los triángulos, ha dejado de pertenecer a este
tiempo-espacio, ahora se repite cuidadosamente bajo la protección de otra mano,
de otra mirada.
2.
Dame el cuidado de tus grandes manos
que abarcan grupos cósmicos inconmensurables, levántame, enséñame a ser fuerte,
a soportar lo que no se puede evitar, lo que se espera y nos da miedo; sólo tú
sabes hasta qué punto puedo resistir, soy débil y puedo caer, eres fuerte;
quiero que me sostengas cuando llegue ese momento, con la suavidad de tus manos
invisibles, con la fuerza que de tus brazos de sol.
3.
Dame el cuidado que un niño puede
necesitar al sentir el miedo terrible de sus sueños de profeta. No seré capaz
de negarte, no tendré que palpar tu piel con mi piel para saberte existente,
presente. Dame el cuidado que sólo se le puede dar a un animal que está a punto
de emprender su gran archa; permíteme besar con suavidad tu cielo estrellado,
tu viaje de gran río, tus galaxias pequeñas y enormes, perfectas y sublimes,
cálidas y frías.
4.
Los círculos son las figuras perfectas
que permanecen en un vacío que no se sabe como tal. Somos vida de hombre. Polvo
al polvo porque es en verdad a donde hemos pertenecido desde el principio de
los siglos, a través de los minutos y segundos que conforman la larga y delgada
mano de la infinitud. Fenómeno negado al hombre por una fuerza arcana y terrible,
conocida y dulce, llena de enojo y apacible como el seno de la amada.
5.
El viento levanta con gracia sutil la
etérea tierra. Hoja con hoja se toman de la mano; los árboles de otoño les
permiten jugar su última vejez que antecede a su renacimiento como fragilidad
creadora. Juegan, se caen, vuelan aterrizan; se dibujan ciclos enteros, ires y
venires. Muerte y resurrección.
6.
El agua escapa de nuestras manos, el
tiempo también lo hace, la misma vida lo hace, lo que queremos no se queda para
siempre, el hombre no se acostumbra a la impermanencia de las cosas. Vivir son
constantes movimientos que a veces tiene que dar pasos al vacío para poderse
encontrar a sí misma, sin ninguna máscara, tal y como es, fuera de las
imperfecciones de los cuerpos contenedores. Se siente cierta atracción al
vértigo, se nos pide aprender a caer, ¿lo podremos hacer sin que nos duela el
abandono, el retiro de todo, el dejar para revelar? ¿Lo podremos hacer sin
chistar, sin otra mano más que la que viene viniendo desde el inicio de nuestros
días?
7.
Permanecemos dando vueltas a
velocidades incalculables, pero no lo sentimos; ni siquiera nos percatamos del
sol que nace y muere ante nuestros ojos; nos medimos. Permanecemos callados, en
suspenso, entre paréntesis. Sentimos la mirada triste y lejana de alguien, la
voz casi apagada de sombras que no se han revelado ni en nuestros sueños.
8.
El aire que cruza por cada rincón de la
tierra, por entre las ramas de los árboles, por sobre la corriente del
riachuelo, gira en un su propio eje levantando las manos al cielo y extendiendo
ruegos en lenguas que nosotros hemos olvidado. La indiferencia nos devora como
lo hace la ira.
9.
Esta vez el movimiento de algunos
animales corriendo a campo traviesa nos enseñan que nuestra muerte la cargamos
a donde sea que vayamos: el polvo. Tratemos de limpiarnos los ojos con ambas
manos, veamos, observemos, entendamos. El suelo que se tiende ante nuestros
pies ni siquiera nos pertenece, por qué queremos poseer lo que sabemos como
prestado.
10.
Cuando alcancemos a contar todas las
estrellas existentes y por nacer, tendremos el derecho de adueñarnos de algo;
conocemos más de lo que está afuera, o así nos engañamos, que de lo que está
adentro. No nos conocemos, ¿qué somos? Un sombra en un mundo que se percibe
como juego de espejos. Representaciones de algo que no pueden ver nuestros ojos
con gran detalle.
11.
Grandes edificios se levantan soberbios
retando el manto azul, hogar de las aves que van de paso. El ruido de los
motores rugiendo allá abajo, pasos de personas que van a un lugar antes
pensado, el tiempo olvidado, perdido en quehaceres rutinarios.
12.
Alguien empuña un arma.
13.
Alguien le declara la guerra a un
débil.
15.
Hemos dejado de ser para estar. Nos
hemos abandonado en una mala forma, ni eso podemos comprender del todo, nuestro
conocimiento de muchas cosas es más limitado de lo que puede llegar a pensarse.
Arrastramos los pies para dejar un rastro preciso para cuando queramos volver,
no hay vuelta atrás, que caigan las grandes estatuas de sal que se forman a las
faldas de las montañas.
16.
Naturalmente, mi sangre escasea por
cada pensamiento, mi cuerpo se va llenando de más vacíos cada vez que siento
que uno ha sido llenado.
17.
Mis manos temblorosas sienten el miedo de una
partida lejana; los perros duermen por la mañana concibiendo suertes
perecederas, corren y dan grandes saltos como corderos, aunque también saben
que han de ser sacrificados para calmar la ira de un dios remoto.
18.
Cada mañana surgen insectos entonando
melodías que parecieran ruidosas e inservibles. Ya nada sorprende al hombre.
19.
¿Qué tiempo no se ha revelado como
tendría que haberlo hecho?
20.
¿Qué imagen inunda tu mente, viajero de
cosmos?
21.
¿Qué sonidos te han vestido esta mañana
para emprender la carrera desenfrenada al desierto?
22.
Has bebido y comido de la carne de tu
hermano para sentirte limpio, para hacerte saber, para convencerte que puedes
volver a ceros creyendo que tienes las manos recién salidas del agua. Incluso
el agua más pura llega a contaminarse con la tierra que el hombre guarda entre
sus uñas.
23.
Polvo al polvo. La tierra no hace
ninguna diferencia, ella no tiene la culpa que en el barro del que nos formaran
habitara el gusano corrompedor. La tierra no hace ninguna diferencia, podemos
sentirnos felices al saber esto, podemos regocijarnos, hacer de cuenta que todo
termina cuando tiene que terminar. La tierra no hace ninguna diferencia, claro
que no, ¿cómo te siente al pensar que compartirás un lugar donde lo superior,
inferior, bueno, malo no existe como tal?
24.
Bajo las grandes medidas cósmicas nos
llegaremos a saber infinitos, sólo así, por el momento nos es imposible acceder
a ello. Vengan tus palabras interminables a darnos el consuelo que tanta falta
nos hace, vengan tus palabras a sanar nuestro espíritu que ha sufrido la herida
de una espada que creíamos buena y de buen corazón.
25.
Conocer me lleva a no conocer, saber me
conduce a la ignorancia. Y aunque sepa mucho de muchas causas y efectos, en realidad alcanzo a comprender
nada. Tú, que sin la necesidad de adentrarte a lo que quieres obtienes el
universo entero, puedes entenderlo. Tú que sin haber leído mucho de lo que los
hombres han escrito guardas en una sola molécula divina el rayo luminoso de las
supernovas.
26.
Escapemos, a donde nada nos impida el
abrazo mutuo con la naturaleza, donde podamos escuchar el cuchicheo del pasto y
el murmullo de las hierbas a nuestro alrededor. Donde vivamos cubiertos por el
cielo infinito que se extiende a todo lo
ancho de nuestras miradas. El uno y el Universo.
27.
Sé que necesitas pruebas de mi amor
universal, de mi cariño que sobrevuela los campos floreados como ave cantor,
como el silbido del viento jugando con la maleza, con el rubor de las olas, con
la templanza del polvo solidificado, con la tibieza matutina del logos que te
forma.
28.
Conduce este camino, que tus dedos
caprichosos y serenos se junten en indecibles metáforas, en grandes imágenes
protectoras. Conduce este camino como lo has hecho desde antes de saber de tu
existencia.
29.
Buscamos tus nombres mencionados por
las rocas, por los animales; buscamos tus nombres escritos en los colores de
las estrellas que van muriendo, en toda centella de luz, en el titiritar de
cuerpos celestes.
30.
Estás tan alto que nosotros, sobre todo
yo, no podré alcanzar para contemplarte en tu proporción divina de creación.
Estás en la parte oculta de la corteza de la naranja, en el movimiento
impreciso de una esfera chocando con otra, y así sucesivamente; perteneces a un
extraño orden de sonidos que van vagando desde los primeros microsegundos
latientes de metamorfosis.
31.
Coexistencia de seres andróginos, de
actos fuera de la potencia conformadora.
32.
El volumen de los cuerpos se puede
conocer por la superficie que ocupan; tú estás y sigues sin ocupar un sitio
preciso; te detienes a repensar lo que has creado con tus manos cósmicas; tu
aliento vivifica la palabra, me voy llenando de ti.
33.
Algunas veces llego a querer comprender
el prisma del que se ha desprendido todo,
34.
el prisma atado en el silencio, el
prisma génesis de oscuridad,
35.
el prisma en el agua tranquila,
36.
el prisma corazón de los hombres.
37.
Hemos llegado a la incomprensión, a la
intolerancia del hombre por el hombre, cada movimiento descompasado nos conduce
a la oquedad, a lo que siempre ha estado suelto y oculto muy dentro de
nosotros.
38.
Sólo tu presencia ha podido salvarme,
socorrerme, me has desprendido de mí mismo para llevarme al lugar al que todos
tememos con fuerza tremebunda: el terreno del reconocimiento.
39.
Me he entendido como finito.
40.
Me he entendido en la más asquerosa de
las náuseas.
41.
Me he entendido a partir de la
desesperación, que ahora ha cesado para cobrar nuevos bríos.
42.
Me he entendido a partir de tu
presencia.
43.
Te pido que me brindes la protección
que tanto busco.
44.
Que me permitas encontrarte cada vez
que te llamo con voz débil.
45.
Que me abraces con ternura cuando me
sienta acabado por la sensación de lo no-acabado.
46.
Que aceptes mi amor en una pura forma
no-imaginada.
47.
Que permitas anularme para habitar un
espacio cerca tuyo.
48.
Que deje este cuerpo, esta estructura estorbosa
y limitada.
49.
Quiero ser siendo.
50.
Ya una vez hemos comido de ti.
51.
El acto de la palabra llenó
calmosamente nuestro espíritu.
52.
Diste al movimiento de los granos de
arena en el desierto otro sentido.
53.
Diste a esta vida mía, a mis viejas
vidas, a mis olvidadas vidas desterradas de las antiguas razas, la paz con tan
solo una mirada.
54.
Me siento no-encontrado, como
suspendido dentro de algún espacio que nunca ha sido nombrado por las palabras
de los hombres.
55.
Extiendo las manos al lugar que te
pertenece. Puedo sentir la calidez que fluctúa de tu esencia de luz.
56.
Horado las tinieblas con el tacto sutil
de los desgraciados que quiere regresar por el camino que antes habían
olvidado.
57.
¿Pueden sentir el sonido suave de las
flautas?
58.
Silencio. Es lo que ha existido desde
el principio, es el germen que nos compone. Silencio. Tú, silencio creador.
59.
Me falta aprender mucho de ti.
60.
Requiero de las enseñanzas que surgen
de tus palabras que carecen de articulación.
61.
Requiero que me muestres los caminos
del interior, de lo invisible para los ojos del cuerpo, de lo visible para el
alma.
62.
Revísteme del manto de tu creación y
permite que deje de habitar aquí para que comparta la natura de las
vibraciones.
63.
Dejaré mi cuerpo, lo devolveré a la
tierra, la gran madre.
64.
Polvo al polvo.
65.
Será ésta la única forma de alcanzar tu
comunión más allá del tiempo.
66.
Cantos y cantos se han hecho para
buscarte.
67.
Yo te busqué debajo de las
constelaciones, entre el ruido de las piedras, sobre los nombres de antiguas
montañas.
68.
Yo te busqué.
69.
Yo te busqué.
70.
Poesía, yo te busqué. Y créeme, me
atrevo a decir, creo que te encontré.
José J. González
Escrito el día 8 de diciembre de 1012
Leido en el marco del II Coloquio de literatura y música
Toluca, Estado de México
Derechos reservados
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